¿Microrrelato?: «Juan Sin Miedo»

¿Microrrelato?: «Juan Sin Miedo»

A continuación trascribo la versión del cuento “Juan Sin Miedo” de Philip Grimm, descendiente de los famosos hermanos Grimm. Philip Grimm escribe cuentos infantiles de estilo punk, aunque desde hace 5 años ha abandonado el mundo de la literatura para ganarse la vida como gorrilla.

  Érase una vez un padre que tenía dos hijos. El mayor era su ojito derecho. Un chico responsable, inteligente, que compraba su ropa en tiendas de comercio justo. El pequeño era el presidente del club de fans de la película “Fast and Furious 7”.

Pero la principal fricción entre el padre y su hijo menor, llamado Juan, radicaba en el oficio del primero. El cabeza de familia era escritor de novelas de terror y Juan, cuando las leía, no sólo no tenía miedo, sino que se descojonaba de risa. Un día el progenitor estalló: “¡Juan, vete de esta casa y no vuelvas hasta que no tengas miedo!.. Ah, cuando regreses, por favor, tráeme tinta para la impresora.”

Así que Juan abandonó el hogar familiar con un único objetivo: saber lo que es el miedo. Bueno, y si de paso encontraba trabajo, formaba una familia y aprendía a hacer bacalao al pil-pil para lucirse delante de sus futuros suegros, pues mejor que mejor.

Mientras leía el periódico en busca de piso y trabajo, un anuncio le llamó especialmente la atención. Estaba firmado por un tal Federico de Osasuna III y decía así: “Aquella persona que pase una noche entera en una mansión encantada, como premio se quedará la mansión, se casará con mi hija y obtendrá un contrato de cinco años como delantero del Fútbol Club Barcelona.” Inmediatamente se puso en contacto con el millonario y esa misma noche la pasó en la mansión encantada. Ni siquiera le importó que ese día era Martes 13 y que la mansión no disponía de televisor y que justamente esa noche echaban su programa favorito, “Tu casa a Juicio”, en el canal Divinity

A primera hora de la mañana del día siguiente, el millonario entró en la mansión y cuál fue su sorpresa al encontrase al joven Juan en la cocina preparándose un desayuno americano.

– ¿Aún sigues aquí?

– Sí, claro.

– ¿Qué tal noche has pasado?

– Pues no muy bien la verdad. Me acosté pronto, pero, a eso de las dos de la mañana, un fantasma me ha despertado insistiendo en que jugáramos al guiñote. Después de ganar tres cotos me he vuelto a acostar. Poco antes de las cuatro, una vampira, que ha entrado por la ventana, insistía en morderme el cuello, pero yo le he dicho que soy muy tradicional y que antes de toqueteos y mordisquitos teníamos que ir al cine. Y, para rematar la noche, un espíritu, a eso de las cinco de la mañana, se ha puesto a tocar el piano. Pero, bueno, le he convencido para que tocara una nana y me he quedado sopa.

El millonario, admirado por el valor del joven, cumplió su promesa, pero Juan seguía sin estar feliz, ya que aún no sabía lo que era tener miedo. Y entonces conoció a su futura esposa, Lucilda, la hija del millonario. ¿Tenéis en mente a Carmen de Mairena? Pues Carmen de Mairena comparada con su futura mujer era una Top Model. Al verla, Juan empezó a temblar como si hubiera visto a la muerte cantando una canción de los Gemeliers. La muchacha, al ver la reacción de Juan, le dijo:

– No te preocupes. Si no quieres, nadie te obligará a casarte conmigo.

Pero Juan reflexionó y le contestó:

– No, sí que quiero. Gracias a ti he descubierto el miedo. Me has hecho feliz. Eres mi media naranja.

Y sí, niños y niñas, Juan y su esposa Lucilda fueron muy felices y comieron perdices, y todos los domingos preparaban bacalao al pil-pil e invitaban a todos sus familiares.

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