Confieso que una vez quise dedicarme a la literatura, pero cuando me enteré que los escritores se suelen pegar como mínimo 6 horas diarias sentados delante del ordenador, me decanté por escribir microrrelatos para saciar mis inquietudes literarias. Aquí publico «Callejón sin salida». Escribirlo unos 15 minutos, leerlo cuesta menos de un minuto. ¿Quién puede pedir más en una sociedad tan ajetreada y estresada como la nuestra?

Callejón sin salida

Cientos de groupies me persiguen por la calle y me acorralan en un callejón sin salida. En estos momentos odio el Rock and Roll. Las groupies se abalanzan sobre mí. Aunque es el fin,  no dejo de sonreír. Morir por las drogas está pasado de moda, pero morir en una sesión de sexo salvaje hará que mi último disco “boniato” sea el más vendido de la historia de la música.