Aquí va mi último microrrelato, que más que un microrrelato, es un micro-cuento. Quería acabar con una moraleja, pero no la he hallado, así que admito sugerencias…

Encargado

  Antonio Muñoz, más conocido por sus amigos y conocidos como Antonio “el colorado” era un hombre sencillo y carismático que trabajaba en un almacén de tornillos. Con sus compañeros de trabajo se llevaba estupendamente bien, ya que Antonio no sólo era un trabajador eficiente, también era un cachondo, el primero en poner a parir al jefe, se liaba unos canutos de campeonato en los baños (los cuales siempre rulaban)… ¡Era el puto amo! Y como era el puto amo, un día lo nombraron encargado. Desde ese día todos los compañeros le empezaron a tener tirria.  A sus espaldas lo ponían a parir: “Ese tío ha cambiado, ya no es el mismo de antes. Antes era de los nuestros y ahora es un traidor y un lameculos”. Un día Antonio «el colorado» dimitió como encargado y todos aquellos que lo habían puesto a parir por ser el encargado estaban ahora deseando ocupar su puesto.