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¿Microrrelato?: «Mi madre tiene Facebook»

 retratoMi nombre es Eduardo Maestre. Tengo 35 años y hace exactamente un año que abandoné el hogar familiar. Mi madre intentó impedirlo haciéndome una llave de Pressing Catch. Mi padre lo grabó con el móvil e hizo un vídeo viral en Youtube. Desde que vivo solo soy un hombre feliz, aunque reconozco que mi dieta diaria a base de lasañas precocinadas, hamburguesas y legumbres (de bote) me han transformado en el Piraña de Verano Azul. Mi tripa está tan hinchada que mi ombligo ha desaparecido como si se tratara de un truco de David Copperfield.

Creo que la única razón para vivir de mis padres es hacerme la vida imposible. Mi madre me llama todos los días. Lo cual tampoco me importaría, si no lo hiciera a cobro revertido. Y para colmo hace un mes se ha abierto una cuenta en Facebook y está más activa que el becario de Mark Zuckerberg. Me etiqueta en fotos de cuando era pequeño, comparte citas de Alfonso Guerra, crea eventos de comidas familiares (y me invita a ellos)… Pero hace unos días ha traspasado los límites de lo tolerable. Escribió esto en mi muro:

Eduardo, hace días que no sé nada de ti. Ni siquiera me coges el teléfono. ¿Te encuentras bien? ¿No habrás ido de prostitutas y pillado la gonorrea? Ah, por cierto, cámbiate la foto de perfil. Con lo guapo que tú eres y te pones la foto de un mono con pistola.”

Cuando vi el mensaje inmediatamente lo borré. Después intenté relajarme haciendo meditación mientras me tomaba tres litros de cerveza. Pero al día siguiente mi madre contraatacó:

¿Has borrado mi mensaje? ¿Es que no me quieres? Con lo que me costó parirte. Ocho horas tardaste en salir. El médico tuvo que llamar a los antidisturbios para sacarte de mi cuerpo.”

Vaya hachazo a mi honor. Mi madre era la Princesa Xena de las Redes Sociales. No me quedó más remedio que eliminar mi cuenta de Facebook, cambiar de amigos y cambiar de sexo.

Las aguas volvieron a su cauce hasta esta mañana. Mi padre se ha instalado Whattsaap y tiene más peligro con el móvil que un grupo de hooligans en una biblioteca. Y mi madre se ha abierto una cuenta en Instagram. Ha colgado una foto de su dentadura en un vaso. Tiene más de cien “me gustas”.

¿Artículo?: Consejos para ser una persona educada

 retratoRamón Ponte Fuerte, polémico bombero torero por ser uno de los miembros fundadores de PACMA, ha escrito un libro sobre educación que ha llegado a la estratosférica cifra de dos descargas en el emule. El libro en cuestión se titula “Consejos para ser una persona educada: Pokémons contra Transformes”. A pesar del título, el libro es un auténtico bodrio, pero merece la pena comprarlo, ya que contiene un prólogo escrito por Bertín Osborne.

Ramón, que procede de una familia aristocrática de Carabanchel, afirma que se han perdido los buenos modales, en especial desde que se pusieron de moda las despedidas de soltero. A continuación transcribo algunos de los consejos que nos podemos encontrar en el citado libro.

  • Nunca hables con la boca llena. Cada año más de 200.000 personas en el mundo se quedan tuertas por esta mala costumbre.

  • Saluda siempre a tus vecinos si te cruzas con ellos. Basta con un simple “hola” o un “yepa” o incluso el saludo vulcano de Star Trek. La conversación es opcional, pero recuerda que sólo dispones de 24 horas al día y no merece la pena perder minutos hablando del tiempo que hace, de lo que vas a comer hoy o de si Rajoy se tiñe la barba o no.

  • Sonríe a la gente. Especialmente si trabajas en un “Todo a cien”. Los clientes y las ventas seguramente aumentarán.

  • Si estás con unos amigos criticando a otro que no está presente, por si acaso no seas el primero en irte del grupo. Allá tú, pero si te vas de los primeros, seguramente te pitarán los oídos como si estuvieras escuchando a Justin Bieber haciendo un dueto con un delfín.

  • Ayuda a tus vecinos mayores a subirles la compra. Excepto si padeces lumbago, claro. Además tú no tienes la culpa de que en el hogar del jubilado no les expliquen que pueden hacer la compra por Internet.

  • Si vas en autobús, cede tu asiento a mujeres embarazadas hombres con tripa cervecera. También, por supuesto, a personas mayores, y si alguno de ellos declina tu invitación, siéntalos a la fuerza. Esto lo haces por ti, no por ellos.

  • No hables de tus intimidades en público. Y si te ves obligado a ello, miente como un bellaco. Se suele decir que la realidad supera la ficción, pero en materia de sexo suele ser a peor.

  • Si se te escapa un eructo, discúlpate. Excepto si el eructo en cuestión tiene la fuerza de un huracán y despeinas a todos los presentes. En ese caso, la gente entenderá que desayunas Coca Cola.

Para acabar, permitidme también a mí dar un consejo sobre educación. Si alguien os hace la faena de regalaros este libro, no pongáis mala cara y dad las gracias. Siempre podréis utilizar sus hojas como “papirus para el porrus”.

Conversaciones con Percy Spencer a través de una médium

retrato¿Saben aquellas personas que dicen: “yo nunca he creído en adivinos, ni videntes, pero una vez fui a que me echaron las cartas y me quedé impresionado”? Pues yo soy una de ellas. Concretamente fui a la consulta de la Médium Toñi y os puedo asegurar que fui con una actitud totalmente descreída, pero es que era realmente buena. Cuando me presenté le dije: “Me llamo Javier y no creo en estas tonterías”. Y lo primero que me dijo fue: “Javier es un nombre precioso, pero veo en mi bola de cristal que hay gente que te llama Javi”. ¡¡Y es cierto! Mucha gente me llama Javi.

Entre los servicios de le Médium Toñi estaban leer el futuro, leer el pasado, contactar con muertos, curar el mal de ojo, hacerte la declaración de la renta y llevarte la cuenta de twitter si eres famoso. Le dije que quería contactar con un muerto famoso, concretamente con Franco. Como amante de la historia, le quería preguntar si tenía el culo blanco porque su mujer lo lavaba con ariel. Si no fuera posible contactar con el generalísimo, hablar con Michael Landon o Copito de Nieve también me hacía ilusión. De repente, a la Médium Toñi le dio el baile de San Vito. Estuve a punto de llamar al 112, pero enseguida se calmó, aunque me percaté de que su mirada era distinta. Estaba claro que un espíritu se había adentrado en su cuerpo. Empezó a hablar con voz grave y mantuvimos esta conversación.

– Hola, soy Percy Spencer.

– ¿Quién?

– Percy Spencer.

– Ah… pero quería hablar con un famoso.

– Yo soy famoso. Inventé el microondas.

– Genial. ¿Está por ahí cerca John Lennon o Shakespeare?

– ¿No me has oído? ¡Inventé el microondas! El electrodoméstico que ha revolucionado la forma de cocinar. ¿Es que no quieres preguntarme nada?

– Sí, tengo una duda con los espíritus. ¿Por qué cuando habitáis en un casa encendéis los electrodoméstico o las luces? ¿Os pagan algo las eléctricas?

– Eh… eh… pero…

– Bueno, en tu caso encenderás microondas, me figuro.

– Mira, es muy frustrante venir desde el más allá para tener esta conversación tan estúpida…

– Tengo otra duda. ¿Cómo te has metido en el cuerpo de la Médium Toñi? ¿Por las orejas? ¿Por la boca? ¿Por la nariz?

– ¡¡¡Por el culo!!!!

De repente la mesa se elevó, las ventanas se abrieron y la Médium Toñi me estornudó en toda la cara. El espectáculo había tenido un final más decepcionante que el de la serie “Perdidos”. Mientras me limpiaba la cara con un pañuelo, le pregunté a la médium:

– ¿Cuánto es la tarifa?

– La voluntad.

– Ah, pues si es la voluntad, no voy a pagarte nada. No he me lo pasado nada bien.

– Bueno, yo te he hecho un servicio y me tienes que pagar algo.

– No pienso. Además como adivina tendréis que haber visto que no te iba a pagar y no haberme hecho el servicio.

Como médium era buena, pero como adivina dejaba mucho que desear, porque, aparte de no adivinar que no le iba a pagar, tampoco se dio cuenta de que le robé la bola de cristal. Por cierto, por la bola no me dieron ni dos euros en el Cash Convertes.